18 de septiembre de 2011

Bombeo sangre envenenada de tu boca

Lees esos mensajes, esos mensajes llenos de cariño y afecto, y vuelves a recordarlo todo, la ilusión que te hacia recibir dichos mensajes, la angustia que te producía que al final no pusiera un "te quiero" o "te echo de menos", y te duele, te duele el recordar, y la pantalla de tu móvil, antes intacta, ahora esta llena de lagrimas, lagrimas que caen una tras otra, y no tienen intención de parar. No aguantas mas, y al final, lo admites: no lo has superado, aun le quieres, demasiado, y te da igual todo, te da igual que el pueda estar con otra en estos momentos, te da igual que ya no sienta lo mismo, te da igual que el ya haya borrado esos mensajes, te da igual absolutamente todo, solo sabes que necesitas decírselo, que necesitas decirle todo lo que sientes, que necesitas que el lo sepa, que lo tenga en cuenta, quieres arriesgarlo todo, ya estas hartas de permanecer en el banquillo, después de todo quien no arriesga no gana, y ahora mismo tampoco tienes nada que perder. Y entonces buscas tu móvil, y escribas un mensaje, corto pero a la vez intenso, una frase que hace apenas 2 semanas me la estaba diciendo el: te quiero. Y ahora introduces su numero, lo quieres enviar, estas decidida, pero entonces te lo piensas dos veces, y tres, y cuatro, y salta la cobardía, tan oportuna como siempre, y lo único que puedes hacer en esos momentos es borrar el mensaje y apagar el móvil.

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