5 de enero de 2014

Y la vida no se detiene por nadie

Amanece, pero hay algo diferente; el olor. Anoche olía a desodorante, cigarrillo y orgasmos, a él. Ahora nada, sólo Soledad, mi fiel compañera que nunca me abandona. Ya se lo advertí, que nuestra relación si algún día es, sería a tres, que no pensaba abonar a Soledad por él. Al parecer quería ser el único con el que compartiera una copa en la barra de cualquier bar, pero las mil y una noches que no compartí con nadie en esas barras tienen preferencia ante 5 orgasmos sin nombre. Sin nombre, pero con cara y cuerpo, y vaya cuerpo, y vaya lo que escondía entre esas piernas de gimnasio aquel cuerpo, pero al fin y al cabo alguien incapaz de aceptar lo que yo hice hace mucho tiempo, alguien con miedo a algo que yo amaba, Soledad.