25 de enero de 2016

Y por encima de todo hay que saber cuando rendirse: nunca.

Y cada día la misma pregunta, ¿por qué tú?, si no me ves, o no
quieres verme. Si evitas mirarme a los ojos, si tienes miedo de sentir, si no me buscas cuando estoy perdida, si nunca me has intentado.
Por qué tú, que me has hecho cambiar, que me has dejado a medias en el proceso, que me has dejado a medias de ser.
Por qué tú, que no has querido ver que he roto todos mis esquemas por creer en un "quizás", que he dejado de creer en mi por creer en ti.
Por qué tú, si nunca mirarás atrás.
Por qué tú, si sabes que guardo bajo el edredón mil sonrisas que nunca me regalaste, que nunca quisiste entregarme a pesar de que yo 
solo sonreía por ti.