15 de agosto de 2014

Y si no es que no quiero verte, así que deja de buscarme

Si quisiera embarcarme contigo en una aventura, si quisiera que solo fueras tu quien contara mis orgasmos, si quisiera conocer a tus padres o irme de compras con tu hermana, si quisiera que me vieras sin maquillaje por las mañanas, si quisiera tus te quiero, si los deseara. Pero no, ni quiero ni puedo, no quiero querer, ni quiero poder, en verdad no quiero ni pido nada, no necesito que cuenten mis orgasmos, solo alguien que me los provoque.

8 de agosto de 2014

Solo los peces muertos siguen la corriente.

Acabo deshojando margaritas, dejando su destino en manos de aquellas delicadas flores blancas y esperando así poder quitarse la carga de tener que decidir por el mismo. ¿Le querrá? ¿No le querrá? ¿Que mas da lo que diga una estúpida flor? Pero no sabe que hacer, ¿Ir? ¿No ir? ¿Pero y si esa estúpida flor acaba teniendo razón? Va quitando pétalos, debe llevar ya unas 7 flores, y se promete que la siguiente sera la definitiva, lo mismo que dijo las anteriores 6. Y 8, y 9 y hasta 10 margaritas mas, hasta que el destino se canso de que no hiciera caso de sus señales y se largo. Entonces vio una flor, una especial, que destacaba entre todas las demás, como ella, la numero 11, decidió cogerla y se repitió que seria la definitiva, otra vez. Y mientras iba quitando pétalos y se acercaba al final ya se imaginaba lo que la margarita decidiría, lo mismo que las otras 10, pero no quería desistir, tal vez necesitaba una prueba mas fuerte del destino, o simplemente le importaba un carajo el destino y hasta que no saliera lo que quería no desistiría. Se acabaron los pétalos de aquella margarita, se levanto tranquilo, pensando que diría cuando fuera a buscarla, escuchando únicamente a su corazón y dejando atrás aquellas 11 margaritas, total, las flores nunca han sabido de amor.

7 de agosto de 2014

Su alegría me moja y yo soy esponja que lo absorbe todo.

El amor viene despacio, y se va tan rápido como la estela que deja en el cielo una estrella fugaz, y tal vez algún día podamos entender por qué. Por qué solo echamos de menos el sol cuando llueve, por qué echamos de menos reír únicamente cuando lloramos, por qué echamos de menos compañía cuando ya hemos decidido estar solos, por qué solo odias el camino cuando echas de menos tu hogar, y por qué solo la echas de menos cuando ya se ha ido.
Parecía todo sencillo al principio, no nos faltaba nada si estábamos juntos, no necesitábamos otros labios ¿Para qué? Nunca encontraría otros mejores, o eso pensábamos, de un día para otro el paraíso se rompió, ambos eramos codiciosos y deseábamos la manzana del pecado.