26 de septiembre de 2014

Sabes que el centro del mundo era siempre tu ombligo.

Viviré en la frontera de tus piernas,
cumpliré las normas
que me dictes,
y poder así volver a rozar
y acariciar
cada centímetro de tu piel.
Compartiremos la almohada
y yo no soñaré nada,
tu eres mi sueño.

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