Necesito la carretera dibujada en tus piernas cada vez que pierdo el norte, los intermitentes de tus ojos para volver a ti y dejar las tentaciones, ya me conoces, me dejó seducir por escotes sin cerebro. Por ello te pido ayuda, no me dejes abandonarte, no dejes de seducirme, no me dejes entrar en otros agujeros que no sean los tuyos ni me dejes coger otra mano que no lleve el rojo de tus uñas. Estoy desaparecido desde que no es tu colonia la que se pega en mis sábanas, te busco cada noche en cada rincón de la ciudad, y cada vez me cuesta más encontrar tu olor, pero cuando vuelvo a captarlo mi corazón da un vuelco y me dejó llevar, hablo con la que tiene la osadía de llevar tu perfume y aprovecharse de mi nivel del alcohol en sangre, compartimos saliva y la invito a aquella cama donde tu ya has estado. Amanece y no veo tu rostro, ni siento tus pies fríos apoyados en mis piernas, veo una figura que no es la tuya, unos labios que nunca serán como los tuyos, una ilusa que de verdad pensaba que aquello que la prometí lo cumpliría, sin saber que te lo prometía a ti. Así que te lo pediré otra vez, encuentrame, llévame al paraíso de tus ojos otra vez, o seguiré vagando por Madrid en busca de tu olor.
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