5 de agosto de 2011

No quiero que vuelvas

Suena el despertador, consigo levantarme dada su insistencia. Comienza un día de pleno sol, es uno de esos días en los que piensas que nada puede salir mal, uno de esos días que esperas con impaciencia una llamada del mecánico, que te libra de volver a tener que coger el transporte público y llegar tarde a todas partes, tal vez uno de esos días en los que aparece el repartidor de flores en tu puerta con una docena de rosas rojas para ti, hoy parece uno de esos maravillosos días en los que parece que nada saldrá mal, como encontrarte a tu suegra por el centro comercial y que empiece a criticarte como de costumbre, o encontrarte a ese ex-novio ,al cual todavía quieres y todo acabo tan mal con el, caminando de la mano de alguna rubia con cara de zorra por las calles, como dos enamorados, si ella supiera lo que es para el, si supiera que en cuanto esa noche suba a su casa todo acabara, que la mañana siguiente el ni si quiera estará para dar explicaciones. Ahora habrá que salir a al calle, para que te encuentre tu suegra o para encontrar tu coche recién encerado en la puerta de tu casa, a veces hay que asumir riesgos, tal vez por haberlos asumido haya una grata recompensa, o tal vez un mal sabor de boca durante todo el día. Sales a la calle, vestida como una princesa para el gran día que te espera, y después de haber caminado a penas 10 minutos, te lo encuentras de frente, el gilipollas que te va a amargar el bonito día, tal vez no va de la mano de ninguna rubia con cara de zorra, a lo mejor ya ha salido por patas y la otra lo estará buscando como una histérica por sus sabanas nuevas de seda. De sus labios salen algunas palabras, "hola, cuanto tiempo, ¿que tal todo?" Después de como me jodio la vida, tiene la cara de preguntarme ¿que tal todo? De maravilla mi amor, todo va viento en popa, desde que me dejaste aquel espantoso invierno todo se volvió de color de rosa y volví a sonreír como lo solía a hacer, ya no recuerdo tus labios, ni tus palabras de amor, ni tu perfume, ni el tacto de tu piel contra la mía, ni tu pelo, ni tus manos acariciando mi rostro, no recuerdo como con solo una de tus miradas hacías que me temblaran las piernas, es mas, he tirado todo lo que tenia tuyo, tu camiseta de "the beatles" que te dejaste aquella mañana en mi casa cuando saliste con tanta prisa, he tirado tu regalo de san valentin, el frasco de tu colonia que me regalaste para que no olvidara tu olor, lo he tirado todo porque ya no siento nada, porque aquellas lágrimas que vistes en su día hoy ya no tienen sentido, hoy ya no lloro y menos por ti.
Se lo dije, le solté todo ese párrafo de sopetón, sin pelos en la lengua. Su cara era un cuadro, sus ojos estaban inexpresivos, como si no diera crédito a lo que escuchaba, sus labios, la comisura de sus labios mostró una pequeña sonrisa, seguida de estas palabras "Siento haberte saludado, tal vez estabas mejor sin que yo hubiera aparecido nunca mas en tu vida, o a lo mejor aun no lo has superado, quien sabe, solo quería saludarte después de tanto tiempo, ¿sabes? sigues como siempre, eres igual de rencorosa y mentirosa, pues se de sobra que todo lo que tus labios embadurnados de carmín acaban de pronunciar no lo sientes de verdad, cuando me hayas olvidado por completo, todo lo que pasamos, puedes llamarme, aquí siempre tendrás un amigo, y perdón de nuevo por lo que te hice, sabes como soy con todas las chicas, tu no eras especial, no te lo tomes como algo personal, me ha encantado verte y comprobar que lo tienes todo superado, ya nos volveremos a ver." Mientras el decía todo eso, mis ojos habían empezado a lagrimear, el día que parecía tan hermoso y especial lo había cubierto una nube negra, una nube compuesta por odio, sentimiento de traición, lágrimas, un amor que aun no he consigo olvidar, y ahora todo es mucho mas difícil. Una gota cae en mi rostro, y otra, y otra, hasta que se funden con mis lágrimas. Luego pienso en todo lo que le he dicho, ¡caray! era todo mentira. No he tirado ninguna de sus cosas, duermo con su camiseta y echo su perfume todas las noches en mi almohada para dormir con su olor, su regalo de san valentin, aquel peluche con un cartel que decía "te quiero", duermo agarrada a el. Y no puedo mas, lloro desconsolada por las calles, sin importar que la gente me vea, sin importarme lo que piensen de mi vestido, empapado de lluvia y de ilusiones rotas tiradas a la basura. Ya nada me importa, solo quiero... solo le quiero a él, que aparezca por detrás de mi y me abrace como siempre, que sin él no puedo vivir, que sin él me muero.

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